viernes, 11 de enero de 2019

CARTAS DE CONFESIÓN DE MAL DE AMOR



Mi NIÑA
Amada mía:
Mi niña linda, mi niña hermosa, cobíjame con los sueños de tu alcoba, abrázame ligera y aprieta mi piel hasta hacerme daño. Mi niña, tengo frío, me embriaga el cálido de tu cuerpo abrigado de flores, depende de ti entregarme el cálido sentir de tu piel húmeda, lo aterciopelado de tus labios, la sedosa pasión que envuelve mojada el dulce de tu lengua. Mi niña ¡Abrázame! ¡Ven!, Ven sin temores que empañen nuestra densa relación, susurra a mi oído palabras nerviosas, emotivas, matiza con su desborde el turbión que hechiza los sentidos, perturba con tu entrega el sistema nervioso e incendia sus sentires abiertos, dame en cada caricia el teñir de un desbocar abrasivo, aprieta tus pechos en el mío alborozado y mi cuerpo explosivo temblará como un Everest de fuego en erupción volcánica. ¡Mi niña linda! se tu misma, muerde mis ansias, irriga con tu ternura apasionada mil quimeras, hazme sentir y vibrar y hundirme en la esencia del amor hasta morir.

Mi niña, acércate paulatina, no te detengas ni un segundo, oye mi voz a la intemperie, observa como vuelan los halcones en el firmamento, los palominos en el palomar, las gaviotas en el mar y usted en mis pensares; ven, mira el cielo esbozar la tersura de tu piel de fémina ardiente. Mi niña, la distancia es figurativa, no tengas miedo, te quiero loca y también cuerda, te quiero salvaje y también te quiero civilizada, y seas mía en estos instantes cuando estoy prendado inexorablemente de ti.

Mi niña, el tiempo pasa, no es eterno, las 4 estaciones dibujan cierta mezcolanza de miel en la boca, todo pasa, y lo que siento por ti pequeña es más que un sueño ligero, es ternura que ilumina el alba oscurecida y la convierte en una antorcha de esperanzas, es dilección cuyo brilla como el oro bien pulido, es amor que deslumbra con el tricolor de un arco iris viajero, es sollozo de océano y es lágrima de río. 

Mi niña ven, acércate de sumisa, no me dejes morir en el temor del miedo, no me abandones en la desesperación y tu silencio, arráncame el corazón y muérdelo, mastícalo y digiérelo apresurada que el tiempo corre y no retorna, es mi deseo. Mi niña hermosa no le pares a la muchedumbre que envidia nuestra buena nota, eres tú, soy yo, ¿Qué importa el qué dirán! Para mí no soplan ni botella.

Ven acércate y abrázame fuerte, fuerte, muy fuerte… abrocha tu boca en la mía y besa mis labios que yo quiero morder los tuyos, hoy mi pequeño retoño anhelo acariciar tú frente, besar tu cara, palpar tu pelo, hoy quiero teneros, conocer de vos, saber que haces en tus horas libres, despertar a tu lado; necesito de ti para vivir esta vida que de ocaso en ocaso muere conmigo. 

El punto final es:
¡Te amo mi niña! 
¡Ven! Ligera como tormenta arrasadora
No me dejes morir
¡Abrázame que tengo frío!

Tuyo para siempre